El acelerado crecimiento continúa y Facebook ha encontrado un sólido modus operandi: es mejor sumar que competir. En 2010 apareció Instagram y, dos años después, Facebook la adquirió por mil millones de dólares. Lo mismo sucedió con WhatsApp, a quien compró en 2014.
En 2016 comenzó el descenso de sus años de gloria al ser acusado de racismo por permitir la segmentación “por etnia” al crear anuncios en su plataforma. Además, las elecciones en Estados Unidos del mismo año fueron decisivas en la historia de esta red social, pero de manera negativa, pues se le señaló por la falta de medidas para erradicar las fake news.
Sin embargo, el problema que terminó por manchar para siempre la reputación de Facebook fue el caso Cambridge Analytica, una empresa de consultoría que utilizó la información de 87 millones de usuarios de Facebook para crear campañas electorales por medio de la creación de perfiles psicológicos. Esto, además de ser un gran escándalo para la política estadounidense y para el mundo digital, dimensionó el alcance e influencia que tiene la red social a nivel global gracias a la cantidad de información sensible que las personas usuarias deciden compartir.
Lo que es seguro es que la historia de internet no podría contarse sin la historia de Facebook y la influencia que ejerce en la comunicación humana no tiene precedentes. No obstante, es importante recordar que, con 18 años, Facebook sigue siendo una empresa joven que continúa actualizándose para mantenerse vigente. Así, el cambio a Meta por parte de la corporación es el inicio de grandes avances para el mundo digital, donde Mark Zuckerberg podría intentar resarcir sus faltas con la seguridad de sus usuarios.