Convierte la compra en una experiencia, que no sea sólo una necesidad resuelta. Resuelve el problema de tu cliente y da más, haz que te tenga presente, que no olvide tu esencia de marca y cuando se le presente alguna necesidad de compra en tu ámbito te recuerde a ti primero. ¿Cómo? Lo principal es que tengas un perfecto conocimiento de tu público (necesidades, problemas, comportamiento, preferencias, etc.) y de tu producto —no hay peor circunstancia que mostrar desconocimiento sobre lo que se vende—. Ahora bien, ya que has optimizado los procesos de compra y son fáciles de seguir, puedes identificar qué es lo que necesita cliente por cliente. Si su principal problema es el tiempo, atiende eso; si necesita asesoramiento de compra, ofrece toda la información de tus servicios y productos.
Personaliza las compras, tanto en físico como en atención. Haz que tus clientes se sientan atendidos como en una tienda física por personas profundamente conocedoras de los servicios y productos que ofrecen. Recuerda que los pequeños detalles hacen la diferencia, así que no subestimes las tarjetas personalizadas, la elección de envoltura (idealmente con materiales reciclados) o los servicios de tarjetas de regalo, por ejemplo.
Haz del e-commerce tu mejor aliado y crea todo un ambiente a tu alrededor. Desde tus redes sociales, newsletters, tu sitio web, tu tienda en línea hasta la atención directa deben estar en consonancia, en el mismo tono, con una imagen armonizada y, sobre todo, congruencia, así que jamás recurras a la publicidad engañosa, ésta sólo alejará a tus clientes potenciales.